Juan Daniel Moreno
Comonfort, Gto.- Con valor arquitectónico, histórico y cultural la fábrica textil de Soria y el pueblo de Soria podrían convertirse en un sitio turístico para disfrute de las familias en los próximos meses.
Aunque aun no se ha podido definir cuándo se construyó esta fábrica se cree que viene trabajando al menos desde mediados del siglo antepasado allá por 1850 o 1860.
La historia en voz de Armando Rodríguez uno de los ejecutivos de la empresa textil de Soria explica que a mediados del siglo XIX don Eusebio González y su esposa Emeteria Valencia quiénes ye en ese entonces eran afortunados trajeron un cargamento desde Veracruz del cual no se define en qué consistía pero esto aumentó su riqueza con lo cual iniciaron la construcción de esta fábrica trabajando materiales como algodón y lana.
Desde entonces la fábrica fue referente en la región y se instaló en este lugar por su ubicación ya el rio Laja ofrecía agua limpia para mover maquinaria, generar electricidad y obviamente realizar los procesos para fabricar la tela, otros factor fue la conexión con el ferrocarril.
La fábrica tuvo diferentes ritmos de crecimiento y aunque Eusebio González y Emeteria Valencia no tuvieron hijos biológicos dejaron su fortuna a Eusebio González Martínez hijo adoptivo de don Eusebio, quien llevo por buen camino las riendas de la fábrica, sin embargo en 1922 una tragedia pego en su riqueza pues una noche tormentosa saturó y reventó algunas represas ubicadas en un cerro cercano estas eran propiedad de Eusebio González hijo, dichas represas habían sido construidas para riego de tierras agrícolas sin embargo ese dia el agua que bajo del cerro impacto los rieles justo cuando pasaba el tren causando daños de grandes magnitudes y debiendo Eusebio González Martínez pagar vidas humanas, pérdidas materiales y daños a la infraestructura ferroviaria; poco tiempo después murió y desde entonces la fábrica aunque no ha cambo de giro si ha venido cambiado de propietarios.
Se considera que durante el siglo XX sufrió huelgas, incendios pero a pesar de ello llegó a su máxima capacidad en la década de los 60´s con hasta 1 mil trabajadores que entraban y salían todos los días para laborar en esta fábrica.
Como originalmente don Eusebio González y Emeteria Valencia tenían un alto sentido filantrópico construyeron el pueblo de Soria con cerca de 100 casas para que vivieran ahí sus trabajadores.
María Dolores Hernández Pescador hoy de 78 años de edad recordó con añoranza como ha pasado allí toda su vida en una de estas casas, explico que en 1925 su papá llegó procedente de Celaya a buscar trabajo en la fábrica y ella y su familia ya nunca se fueron, aseguro que ha visto evolucionar y cambiar al pueblo porque han llegado a tener doctores, farmacias, carnicería, panaderías, talleres, tienda de ropa, tienda de abarrotes, escuela, un equipo de fútbol semi profesional y sobre todo empleo por ello la felicidad inmensa de vivir en este lugar.
Hernández Pescador sostuvo que su infancia la pasó jugando en el río Laja viendo como quienes cosechaban zanahoria de San Juan de la Vega llegaban a lavar con el agua limpia del río en ese entonces la zanahoria y ella y sus amigos disfrutaban de cortar los frutos de algunos árboles que existían en ese lugar.
También índico en aquellos tiempos los habitantes de Soria se abastecían de agua y la energía eléctrica que llegó a mediados del siglo pasado se les daba de seis de la tarde a seis de la mañana aproximadamente.
La mujer dijo tener muy buen recuerdo de los patrones ya que en sus mejores tiempos los trabajadores de la fábrica tenían buenos sueldos y comparó hace unos 50 años su esposo quien también trabajo en la fábrica ganaba 180 pesos semanales y un tanque de gas de 30 kilos en ese entonces costaba 28 pesos, un kilo de carnitas 12 pesos y un litro de leche 80 centavos.
María Dolores Hernández también dijo que los propietarios de la fábrica siempre dieron facilidades para personas de escasos recursos para no pagar renta o disminuir su paga, lo mismo si alguien quería poner un negocio lo ayudaban inmediatamente con maquinaria, con adaptaron de su local o incluso hasta para comprar materia prima; pero lo que hoy sigue siendo altamente valiosa de Soria es su tranquilidad pues este pueblo resulta ser un oasis en medio de la región porque al ser una zona privada en no hay registro de ataques armados, balaceras o robos que molesten a sus pobladores.
Actualmente los servicios que existen han cambiado y Soria tiene un cajero automático, tiene su iglesia, hay un par de casas que se están convirtiendo en museo, hay tiendas de abarrotes, un taller de reparación de calzado, papelería, una fisioterapeuta, un restaurante, un café, hay primaria y también una tienda con los productos más finos de la propia fábrica textil.
Por lo que respecta a los interiores de la fabrica Armando Rodríguez señala que hay mucho potencial para hacer eventos como fiestas, reuniones sociales, un hotel, un centro de conferencias o simplemente un lugar para vivir tranquilamente pues las 40 hectáreas de superficie de lo que comprende Soria consiste en áreas verdes con árboles grandes, un canal que atraviesa un pequeño bosque, una casa principal que ha servido de escenarios de televisión con más de 100 años de antigüedad, maquinaria antigua traída desde el continente europeo que hoy ha dejado de funcionar aunque por característica particular el ejecutivo sostuvo que esa maquinaria de cardado tiene la capacidad de elaborar un hilo muy fino que hasta la fecha ninguna maquina moderna puede igualar solo que se requiere de mucha inversión para echarlas a trabajar.
Por si eso no fuera poco la fábrica cuenta con una planta de tratamiento para limpiar el agua residual no sólo de los procesos de maquinado sino también de las casas del pueblo de Soria.
Rodeado por laureles, mezquites, jacarandas y un franja de carrizos por el lado del río, la antigua construcción de Soria y sus casas pintadas de blanco y guinda son sin duda un digno destino para visitar.
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